3. LA IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE LA EXPERIENCIA EN LA  CONSECUCIÓN DE LOS OBJETIVOS CURRICULARES EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA.

 

 

 

“Hacer una escuela que prepare para la vida significa lograr que la escuela sea sensible a la realidad y que esté conectada a los hechos del entorno próximo, y en la actualidad también a los hechos que ocurren en cualquier lugar por lejanos que nos parezcan. Se trata de hacer una educación vinculada a la vida: que se pregunte por lo que está pasando y por lo que nos está pasando a cada uno de nosotros. Una educación que encare los problemas que nos preocupan, las dificultades de convivencia que tenemos, los retos que debemos plantearnos; en definitiva, que hable de los conflictos de valor que hoy se nos plantean. Por lo tanto, una educación que prepare realmente para la  vida y para enfrentarse a los problemas que previsiblemente vivirán en el futuro los actuales escolares: una educación que contribuya a que la vida sea viable, justa y feliz”(Josep Ma. Puig Rovira,1995)[1]

 

La Educación para la convivencia pasa en el y la adolescente por la apropiación experiencial de  la realidad y por el análisis critico de la propia experiencia de manera que, partiendo de los esquemas previos de conocimiento o ideas previas, puedan desvelarse los mismos  como primer paso para su enriquecimiento, diversificación y modificación cuando corresponda.

 

Con independencia de la variedad de estrategias de enseñanza aprendizaje y de procedimientos didácticos que puedan resultar adecuados a este fin, conviene subrayar la importancia de las actividades de exploración e indagación en el aprendizaje de los valores convivenciales  y comportamientos democráticos, así como la reflexión sobre los mismos. La diversidad y riqueza de los hechos humanos y sociales impide explicarlos mediante unos pocos modelos teóricos y exige la utilización continua de actividades de indagación como el mejor camino para matizar, enriquecer su comprensión y evitar explicaciones estereotipadas.

 

La segunda razón tiene que ver con la adquisición y el desarrollo de actitudes democráticas, de tolerancia, respeto y valoración de las opiniones ajenas, así como la aceptación y valoración del debate y de la discrepancia como mecanismos para garantizar la objetividad, el rigor y el progreso del conocimiento. Ante la inclinación del o de la  adolescente a asumir posturas egocéntricas y dogmáticas, es conveniente dar una especial relevancia a actividades en las que se constate la existencia de puntos de vista distintos sobre un mismo hecho o fenómeno, en las que se produzca una confrontación de opiniones, un debate real o simulado; en suma, en las que el núcleo central sea el cuestionamiento y en una indagación que muestre de manera palpable la imposibilidad de llegar a verdades definitivas y a soluciones totales para los problemas humanos y sociales.

 

El desarrollo de estas actitudes y modos de  aprehensión de la realidad es de particular importancia en la aproximación a instituciones democráticas vistas  y condicionadas en muchos casos por estereotipos extendidos  desde posturas  y opiniones  claramente antidemocráticas. Esta reflexión aporta un valor añadido al conjunto de reflexiones que en el contexto de la educación para la convivencia del alumnado  se pretende  a través del Programa “Elkar Bizi/Convivir”.

 



[1] Josep Ma. Puig Rovira “La Educación Moral en la Enseñanza Obligatoria” ICE.Institud de Ciències de l’Educació. UNIVERSITAT DE BARCELONA.HORSORI editorial. Barcelona.1995.


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