1. INTRODUCCIÓN

 

Captar el significado de las cosas[1].

 

En la sociedad del conocimiento, por esencia universal, sólo es transmisible parcialmente una identidad social y cultural; identidad que debe construir no sólo la escuela, cuya función sigue siendo insustituible, sino también el propio individuo, recurriendo a la memoria colectiva, asimilando informaciones diversas procedentes del mundo a través de su inmersión en diferentes medios, profesional, social, familiar, cultural, etc..

 

El futuro de la cultura europea depende de su capacidad para conceder claves a los jóvenes que les permitan cuestionar todo permanentemente, sin conculcar los valores, derechos y libertades de las personas. Tales son los cimientos mismos de la ciudadanía en una sociedad europea abierta, pluricultural y democrática.

 

 

La comprensión y la creatividad.

 

El poder de comprender es la capacidad de analizar el modo en que se construyen y destruyen las cosas. La investigación desempeña aquí un cometido central puesto que es precisamente su ámbito.

 

La observación, el sentido común, la sensatez, la curiosidad, el interés por el mundo físico y social que nos rodea, la voluntad de experimentación, son calidades descuidadas y poco consideradas. Son, sin embargo, ellas quienes permitirán formar personas creadoras y no solamente  gestoras  de la tecnología.

 

Para desarrollar estas aptitudes, es necesario hacer percibir la riqueza de la invención y  el camino que ha conducido hasta ella. Desde este punto de vista deben fomentarse todas las acciones que se desarrollan hoy en los Estados miembros conducentes a introducir la enseñanza de la historia de las ciencias y de la técnica en la educación escolar, a reforzar los vínculos entre la investigación y la enseñanza básica.

 

El juicio y la decisión.

 

La capacidad de juzgar y elegir es la última capacidad indispensable para la comprensión del mundo. Supone criterios de elección, la memoria del pasado y la intuición del futuro.

 

Los criterios de elección se forman a partir de los valores de la sociedad, de los métodos adquiridos para desentrañar la complejidad del mundo, de la ética personal de los individuos.

 

La memoria y la comprensión del pasado es indispensable para emitir un juicio sobre el presente.

 

La intuición del futuro sólo se cultivará presentando el mundo, no como un mundo construido, sino como un mundo por construir.

 

Este es el marco que otorga sentido pleno a las actividades de aproximación, no sólo conocimiento sino también uso, de los Equipamientos y Servicios Socioculturales como espacios y oportunidades formativas, de conocimiento y creación, así como de cultivo personal y grupal, donde es posible que el joven o la joven desarrolla la comprensión y la creatividad, el juicio y la decisión en la senda que lleva a la identidad europea y que pasa inexcusablemente por el propio reconocimiento de la identidad nacional vasca.

 


 

 



[1] Extraído del Libro Blanco sobre la educación y la formación. ENSEÑAR Y APRENDER. HACIA LA SOCIEDAD COGNITIVA. Comisión de las Comunidades Europeas. Bruselas 29.11.1995.


© 2002 EDEX