3. LA IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE LA EXPERIENCIA EN LA  CONSECUCIÓN DE LOS OBJETIVOS CURRICULARES EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA[1]

 

Para que el alumnado llegue a  hacer suyas las herramientas democráticas desarrolladas por nuestra sociedad es preciso que interactúen en actividades que les permitan llevar a cabo dicha apropiación, para poder entender el significado de la democracia, valorarla y adquirir habilidades que permitan superar los obstáculos que aparecen en su construcción.

 

Power y Power (1992) proponen la educación basada en la democracia participativa como una condición imprescindible para que las próximas generaciones se comprometan con la construcción de la Democracia y aprendan a resolver los conflictos que dicha construcción implica.

 

La confianza y el compromiso con una comunidad democrática sólo puede nacer en lo que la Sociología  describe como un contexto de grupo primario, de naturaleza básicamente espontánea e informal, en el que las relaciones son estrechas y se coopera de forma directa (codo con codo); a diferencia de los grupos secundarios, que se caracterizan por su gran amplitud, estructuración formal de las relaciones dentro de roles estrechamente delimitados, fuertes discrepancias entre los valores, metas y actitudes de sus miembros, y en donde las relaciones se ven como medios más que como un fin en sí mismo.

 

Para que la democracia pueda ser el objetivo de la educación, debe ser también el medio para desarrollar la democracia participativa, para lo que resulta conveniente:

 

1) Dar a todos los alumnos la oportunidad de participar en la organización de una comunidad democrática. El contexto idóneo para ello son las actividades de tutoría. La asamblea de aula puede estar representada en otros contextos democráticos con competencias en la organización de la vida del centro: 1) mediante el/la  delegado/a, el/la subdelegado/a y el profesorado-tutor; 2) así como a través del/de la  coordinador/a de las diversas comisiones que se creen para objetivos específicos.

 

2) Repartir el poder y la responsabilidad, desarrollando contextos en los que participen profesorado y alumnado, y se tomen decisiones de forma democrática, a través del diálogo, el consenso, y votando (en base al principio de una persona un voto). Contextos que podrían establecerse a través de comisiones mixtas de nivel (compuestas, por ejemplo, por delegados/as y tutores/as) o con el nombre especifico de la tarea encomendada (por ejemplo, comisión de medio ambiente, o de actividades extraescolares)

 

3) Desarrollando un nuevo concepto de comunidad, de relación con las normas y de autoridad. Cuando todos los miembros de la comunidad tienen un papel activo en la creación de las normas y estas se conceptualizan como un instrumento para mejorar el bienestar de la comunidad, su incumplimiento deja de representar una mera desobediencia y pasa a ser comprendido como una incoherencia (falta de lealtad) con cada cual y con el grupo al que uno siente pertenecer. Por otra parte, a través de la democracia participativa aumenta la eficacia del profesorado en la transmisión de valores, al disminuir su asociación con el poder coercitivo y aumentar su legitimidad y poder de identificación.

 

La experimentación en el propio contexto escolar es la mejor herramienta de educación para la convivencia; mejora la calidad de la vida de la escuela y de las relaciones que en ella se establecen; hace que disminuyan los conflictos provocados por la transgresión de las normas; desarrolla  el sentido de responsabilidad, así como las diversas y complejas capacidades (cognitivas, emocionales y conductuales) necesarias para asumir con eficacia un papel activo en la construcción de la democracia.

 

Esta experimentación tiene un componente simbólico cuando se relaciona con las instituciones democráticas de nuestra sociedad, como es el Parlamento Vasco y todo el proceso reflexivo que se activa en las actividades de preparación.

 



[1] Basado en Mª José Diaz-Aguado. “ Programas de educación para la tolerancia y prevención de la violencia en los jóvenes” Volumen I Fundamentación Psicopedagógica. Ministerio de  Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de la Juventud. Madrid.1996


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