Ek.2.4.d.

 

Testu iruzkina

 

“[...] Esto es una utopía: un lugar que no existe, pero no porque no hayamos sido lo suficientemente generosos y audaces para inventarlo sino porque es un rompecabezas formado por piezas incompatibles. En el terreno político, todas las instituciones deseables tienen también su precio en consecuencias menos deseables: la libertad dificulta la igualdad, la justicia aumenta el control y la coacción, la prosperidad industrial deteriora el medio ambiente, las garantías jurídicas permiten a ciertos delincuentes escapar a su castigo, la educación general obligatoria puede facilitar la propaganda ideológica estatal etc... En la realidad de los asuntos políticos, ninguna ventaja es absolutamente ventajosa. Todo tiene su contrapartida y es preciso adquirir conciencia de ella: el cóctel entre las diversas cosas que queremos debe estar bien mezclado, porque si se le va a uno la mano en uno  de los ingredientes- por delicioso que en sí mismo parezca- puede resultar indigerible. Pues bien, suele llamarse “utopía” a un orden político en el que predominaría al máximo alguno de nuestros ideales (justicia, igualdad, libertad, armonía con la naturaleza...) pero sin ninguna desventaja ni contrapartida dañina. Como proyecto es una tontería: supongo que quienes se lo recomiendan a los jóvenes como típico anhelo de su edad es porque los consideran bobos [....]

[...] De modo que no te deseo que te dé por las utopías, lo mismo que no te deseo que te aficiones demasiado a los “culebrones” televisivos. Me gustaría mucho, en cambio, que tuvieras ideales políticos, porque las utopías cierran la cabeza pero los ideales las abren; las utopías llevan a la inacción o a la desesperación destructiva (porque nada es tan bueno como debería ser) mientras que los ideales estimulan el deseo de intervenir y nos conservan perseverantemente activos. Ahora bien, te estoy hablando de ideales políticos [...] ¿Cómo se les reconoce? ^Para empezar los ideales políticos nunca son absolutos, porque han de convivir unos con otros y cada cual tiene sus contraindicaciones [...] Los ideales políticos nunca intenta mejorar la condición humana sino la sociedad humana: no lo que los hombres son sino las instituciones de la comunidad en que viven.[...]

 

...La utopía se propone delirantemente lograr un “hombre nuevo”; los ideales políticos prefieren ayudar a que el antiguo sea más soportable, más responsable y menos bruto. ¿Te parece demasiado conformismo?

Piensa que conformista es el que siempre se resigna a lo probable  y no mira más allá: el idealista político, en cambio, se esfuerza por lograr lo posible, aunque sepa que no ha de ser fácil y que nunca habremos de sentirnos satisfechos. Todos los ideales políticos son progresivos: cuando se alcanza un nivel que antaño hubiera parecido maravilloso, lo que aumenta no es la satisfacción sino las exigencias. Y estaría muy bien que sea así: al gobernante que ante las reivindicaciones ciudadanas responde “peor estábamos antes” hay que decirle bien alto que “precisamente por eso ahora podemos querer más”. Y, desde luego, los ideales políticos son decididamente racionales y tienen en cuenta la experiencia histórica, los avances científicos, las revoluciones habidas contra lo ayer tenido por “sagrado e inmutable”...

 

(Fernando Savater. “Política para Amador” Edit. Ariel.Bartzelona 1993.225-228. orrialdeak)

 

Testuari buruzko zenbait galdera:

 

 

Zein da politika idealaren eta utopiaren arteko ezberdintasuna, idazlearen arabera?

Idazlearen arabera, zer da eredu politiko ideal bat?

Zeintzuk dira ideal politikoaren ezaugarriak?

Zer iruditzen zaizu?

Fernando Savaterrek egiten duen bereizketaren arabera, zer egingo lukete alderdi politikoek gure gizartean?

Lan, gizarte, politika, kultur... elkarte  baten kide izateak, zer interes izan dezake hiritarrentzat?


 


© 2002 EDEX