Act. 3.1.

 

 

A la vuelta del Instituto

 

Esto me ocurrió a mí un día a la tarde a la vuelta de clase. Mi padre y mi madre no estaban en casa porque trabajan los dos. Mi hermano había salido de casa después de comer porque iba a Bilbao a estudiar a la tarde. Yo llegaba tan campante. Subí a casa y cuando  abrí la puerta  noté algo raro. Por un lado estaban todas las puertas de las habitaciones cerradas (normalmente no las cerramos nunca); estaba cerrada una puerta del pasillo, y había una corriente de aire muy grande que provenía de la cocina.  Entré en la cocina, pensando que mi hermano otra vez se había dejado la puerta abierta y me di un susto morrocotudo. Estaba toda la cocina revuelta, la puerta del balcón de la cocina  destrozada...Y me dio un vuelco el corazón que por poco me quedo ahí mismo.

Cogí un palo (ingenuo de mí) y fui recorriendo habitación por habitación. Llegué a la de mis padres y eso ya era el caos: estaban todos los cajones tirados por el suelo, todas las cosas de los armarios tiradas.... Bueno, nunca me había pasado nada igual. Fui a mi cuarto y estaban solo algunas cosas “patas arriba”. Se conoce que venían buscando dinero, pero yo, te lo puedes imaginar. Lo único que me preocupaba era el equipo de música que me habían regalado por mi cumpleaños. No era una cosa excepcional, pero para mí era lo mejor del mundo (no tenía otro, claro)... Seguí mirando y  entré en la habitación que tenemos para trabajar todos los miembros de la familia, ya sabes para hacer los deberes, estudiar, Internet... Iba con la mosca detrás de la oreja, puesto que ahí está el ordenador, el módem, la impresora... y todos los cacharros  a los que queremos mucho puesto que los necesitamos  para nuestros  trabajos, los de todos los de la casa y suelen estar muy disputados. Ahí nada, solo los cajones abiertos, pero nada... En la sala no encontraron nada de interés o se les hizo tarde...

Yo ya no podía más. Lo que hice fue bajar corriendo a la Policía Municipal que está en la Plaza al lado de casa. Vinieron a casa . Me dijeron a ver si había tocado algo. Yo dije que no, que me había acordado de lo primero que dicen los Policías en las películas... y no toqué nada. Bueno, lo imprescindible para manejarme por casa. Los Municipales llamaron a la Ertzaintza, que se personó inmediatamente en casa. No tardaron ni cinco minutos. Inspeccionaron la casa, me hicieron algunas preguntas, tomaron algunos datos, hicieron alguna llamada y al cabo de un rato vinieron otros Ertzainas. Mi casa parecía el camarote de los Hermanos Marx. Los Policías Municipales,  los Ertzainas de la Primera Patrulla, los de la segunda... Yo es que alucinaba. Y yo solo, porque no me había dado cuenta de avisar a mis padres. Y para colmo llegan los de la tienda de electrodomésticos que traían una cocina nueva y yo tenía el encargo de quedarme en casa porque venían los del transporte esa misma tarde. La situación era cómica, porque ya no cabíamos más gente en la cocina, que es donde había montado su base de operaciones los Ertzainas.

Estos últimos Ertzainas empezaron a medir, sacar fotos, revisar toda la casa, mirar los objetos, montar un pequeños laboratorio en casa para sacar las huellas de los objetos... Bueno, te lo puedes imaginar.

Al final llegaron mis padres que se pegaron un susto de muerte y lo  primero que les salió, instintivo, fue cerrar armarios, las puertas de debajo de la fregadera, querer ordenarlo todo y no le dio tiempo nada más que para escuchar !Escuchen, no toque nada por favor¡... Se quedaron paralizados y no hacían más que dar vueltas por la casa, porque hasta que no nos dijeran algo los Ertzainas no podíamos recoger ni hacer nada.

Ya por fin se marcharon y nos pusimos a recoger la casa. Nos echábamos todos a reír a carcajadas por cualquier tontería al tiempo que nos enfadábamos casi por turnos según éramos conscientes del lío.

Al día siguiente acompañé a mis padres a la Comisaría de la Ertzaintza a efectuar la denuncia. Nos preguntaron los datos, cómo había ocurrido los hechos, los desperfectos que habíamos notado, si habíamos notado  la falta de algún objeto, si podríamos saber quien era, o si sabíamos algún dato  de algún sospechoso etc.

Y así fue mi primer contacto “de protagonista”  con la Ertzaintza. Por cierto que me parecieron muy competentes y amables... Nunca los había tenido tan cerca y tampoco me los había imaginado así... ¿Vale?

 

 

Algunas cuestiones para comentar en gran grupo:

 

¿Te has encontrado en una situación similar? ¿Puedes contarla?

¿Qué te parece cómo ha actuado nuestro protagonista?

¿Qué detalles te parecen de interés o al menos curiosos?

¿Te parece que los pasos que ha dado son los lógicos? ¿Podría haberse ahorrado alguno de ellos?

¿En caso de no tener cerca a la Policía Municipal, que habría hecho Mikel?

¿Podrías identificar los pasos que ha dado la Ertzaintza para intervenir en este caso?

¿Por qué crees que es importante que, una vez desarrollados todos los pasos por parte de la Policía, se produzca la denuncia del hecho de manera formal?

 

¿Que crees que ocurre  después de que se ha efectuado una denuncia?

 

 

Hay que tener en cuenta que cuando un hecho presuntamente delictivo es denunciado ante la Ertzaintza se abren diligencias. Estas se envían al Juzgado o se traspasan  a un grupo operativo para su continuación y remisión al Juzgado con mayor aporte de hechos.

 


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